Desde los inicios de la historia el hombre ha evolucionado
significativamente en distintos aspectos, mayormente económicos que han
permitido formar el mundo de hoy en día. Esta evolución o desarrollo
alcanzó su auge en los inicios de la Edad Contemporánea con la llegada
de la Revolución Industrial. Hasta ese entonces se habían logrado
grandes avances pero no en el campo tecnológico lo que afectaba a las
industrias que solo contaban con la mano obrera de los trabajadores.
La
llegada de las máquinas a las industrias permitió incrementar el nivel
de producción y la calidad de los productos, desplazando así otros
medios de producción económica de los países y colocando en plano
central a la industria mecanizada. Si bien esta mecanización trajo
comodidades en el funcionamiento de las industrias, el hombre se
concentró solo en los beneficios que esto generaba sin tomar en cuenta
un factor importante: el medio ambiente.
Luego de que la
industrialización mecanizada tomara cuerpo, la mecanización fue
invadiendo otros sectores de la civilización, trayendo las máquinas a la
ciudad como por ejemplo los automóviles, ferrocarriles, trenes,
motocicletas, etc. En ese entonces no se conocían cuales serían las
consecuencias de la implantación de estas maquinas en la vida del
hombre. Aunque hay evidencias de que la contaminación atmosférica
comienza propiamente en el siglo XVIII con la quema del carbón mineral
(al ser quemado desprende grandes cantidades de azufre generando "lluvia
ácida"), la contaminación del aire tomó importancia con llegada de la
industrialización. Pero no es hasta mediados del siglo XX que el hombre
toma consciencia del problema que causa la emisión de los gases
productos de la industria. Sobre 1960, los contaminantes solo eran
considerados como un problema local, de proximidad, debido a fuentes de
emisión de contaminación concretas, localizadas. Graves y cortos
episodios de contaminación producidos por especiales condiciones
atmosféricas en zonas urbanas o por escapes accidentales de algún
contaminante ocasionaron leyes y acciones dirigidas a contrarrestar la
contaminación local.
Después se demostró que los contaminantes
habían ocasionado daños en lugares muy distantes. El transporte de
compuestos de azufre y nitrógeno por la atmósfera a grandes distancias
genera el incremento de la acidez de las precipitaciones (lluvia acida) y
cuando se supo desencadenó un problema internacional de contaminación.
A
partir de aquí las naciones toman acciones y comienzan a realizar
monitoreo sobre los impactos ambientales de la actividad industrial en
cada Estado. Surge entonces la necesidad de un sistema o método de
"gestión" de todos los aspectos en materia de ambiente.
La
Gestión Ambiental es el conjunto de diligencias conducentes al manejo
integral del sistema ambiental. Dicho de otro modo e incluyendo el
concepto de desarrollo sostenible, es la estrategia mediante la cual se
organizan las actividades antrópicas que afectan al medio ambiente, con
el fin de lograr una adecuada calidad de vida, previniendo o mitigando
los problemas ambientales. Dicha gestión es llevada a cabo por medio de
herramientas, las cuales desarrollaremos en el presente trabajo.
DESARROLLO
Instrumentos de la gestión ambiental
Los
instrumentos de Gestión Ambiental son los recursos que utiliza la
sociedad para llevar a cabo acciones concretas destinadas a lograr los
objetivos planteados por las políticas. Estos generalmente constituyen
el elemento operativo de los planes y programas ambientales adoptados
por los países. Los instrumentos de política ofrecen un conjunto de
opciones para responder a la solución de los problemas ambientales. Se
puede considerar que los instrumentos son neutros y que, en últimas, los
propósitos específicos perseguidos les otorgan su razón de ser.
La
decisión sobre cuáles instrumentos o combinación de ellos pueden usarse
para alcanzar los fines propuestos en las políticas nos conduce al tema
de los planes. Un plan es la combinación de uno o más instrumentos, así
como de otras actividades que pueden incluir obras físicas de
conservación, prevención o restauración. Es decir, se definen aquí los
instrumentos de política, como un medio para atacar y los planes como su
combinación en diversas dosis, con el propósito de alcanzar los
objetivos perseguidos por las políticas.
Diversos estudios han
subrayado que el grado de éxito de un instrumento de política particular
depende de la interacción compleja de un conjunto de factores, un hecho
que ha sido constatado en la presente investigación. Entre los factores
que inciden en la eficacia y la eficiencia de un instrumento particular
se destacan: la naturaleza de los problemas ambientales abordados; los
actores involucrados y sus visiones sobre la relación sociedad-medio
ambiente; las condiciones económicas, políticas y sociales; el contexto
legal; las capacidades de gestión para desplegar el instrumento; las
necesidades de coordinación y unión de voluntades para incorporar las
distintas sensibilidades de los actores; y la integración y vinculación
con otros instrumentos.
Son conclusiones que indican a los
formuladores de política los peligros que se corren al mitificar un
instrumento particular, y la necesidad de entender las condiciones que
explican su éxito en lugares concretos antes de adoptarlo en su medio.
Resulta entonces imperativo determinar a cabalidad los objetivos para
los cuales se diseñan los instrumentos, resolver la manera de abordarlos
y establecer si existen las condiciones básicas para alcanzar el éxito,
y de no existir, hasta qué punto es factible crearlas.
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